La reflexología y el sistema inmunitario

Antes de comenzar a aplicar la reflexología en una persona, es importante evaluar el estado de su sistema inmunitario. Este puede variar en función de la edad, el sexo, su genética,  su manera de alimentarse y su grado de estrés.

Edad: la activación y renovación de los linfocitos encargados de defender nuestro organismo es lento en las personas mayores, por lo que su sistema inmunitario es más débil.

Sexo: Las mujeres suelen tener un sistema hormonal muy activo antes de la menopausia, lo que le proporciona un sistema inmunitario más fuerte y eficaz que el hombre en edad adulta.

Alimentación: una dieta equilibrada, sana y basada en alimentos naturales que aporten todos los elementos necesarios, es imprescindible para mantener el sistema inmunológico en buena forma.


El estrés: En nuestra sociedad hablamos poco de la incidencia que tiene nuestro entorno sobre nuestro sistema inmunitario y nuestra capacidad de reacción ante lo virus y bacterias. Estos, de hecho, conviven con nosotros a diario sin que nos demos cuenta. El punto está en que nuestra manera de percibir nuestro entorno, la manera como nos afectan nuestras relaciones, nuestro trabajo e incluso nuestra economía y las tensiones y emociones que estas circunstancias producen, pueden alterar el estado de nuestras defensas. Estas situaciones generan estrés y en consecuencia desencadenan una serie de respuestas en nuestro organismo que repercuten en nuestro sistema inmunitario.


Cada vez son más los especialistas y los datos científicos que confirman que sentimientos como la tristeza, el miedo o la ansiedad debilitan nuestro sistema inmunitario, volviéndonos más vulnerables y convirtiéndonos en anfitriones ideales para cualquier virus o bacteria

Por otra parte, un reflexólogo debe siempre tomar en cuenta que los vasos linfáticos son vías de expansión para las células cancerígenas. Por lo que el uso de la reflexología en casos de cáncer deberá ser  extremadamente cuidadoso.

El sistema inmunitario depende de los aspectos mencionados anteriormente, pero también del buen funcionamiento del hígado, el bazo, los intestinos y el sistema neurovegetativo. La reflexología es una excelente técnica para re-dinamizar estos órganos y para reequilibrar, calmar y compensar el sistema nervioso vegetativo, muchas veces alterado por el tipo de vida que llevamos.

La reflexología es reconocida por estimular considerablemente la circulación tanto sanguínea como linfática, por lo que resulta una técnica muy eficaz en casos de edemas o linfoedemas, infecciones, problemas circulatorios, artritis, artrosis, obesidad, retención de líquidos, en casos de post operatorios de las glándulas mamarias, etc...

Somatológicamente hablando los problemas del sistema linfático están asociados con la contención y la voluntad de controlar en exceso nuestras emociones,... hasta colapsar....
Los edemas están más bien relacionados con la inseguridad y el miedo a avanzar, lo que produce estancamiento (y problemas de "circulación)
Cuando se padece de este tipo de desequilibrios (sistema linfático) es conveniente observar nuestros pensamientos, tratar de gestionar (buscar maneras para dejar fluir) debidamente las emociones y "aceptar".



                                                                              © Caroline Benkö

                                            
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